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UNA PEQUEÑA HISTORIA

Todo comenzó a principios del siglo pasado,

cuando la familia Galindo y la familia San Millán

decidieron plantar viñas en diferentes pagos

de la meseta Zamorana. Algunos de ellos todavía

sobreviven dentro de la Denominación de Origen de Toro.

Con sus uvas elaboraban pequeñas partidas de vino

y, además, surtían a diferentes bodegas de la zona,

actividad que mantuvieron hasta 1984.

Años después sus descendientes hemos agarrado

el testigo y vamos a continuar con esa tradición

con una mimada producción de vino elaborada

en lo que posiblemente es una de las bodegas

más minúsculas del país.

Quien tenga una de nuestras botellas en sus manos,

poseerá una pizca de toda esta historia.

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